sábado, 29 de diciembre de 2007

Helada

Era Navidad. Hacía un frío penetrante que helaba su condición de mortal. ¿O era inmortal? Poco importaba ya. Sus rizos caían tiernamente sobre sus hombros mientras los labios se ponían tímidamente morados. Daba igual. Caminar bajo la luna llena en medio de un puñado de fantasmas imaginarios era todo lo que necesitaba aquella noche. Sólo pensar. Sólo callar. Sólo recordar quien era y quien había sido bajo un montón de estrellas titilantes en el cielo. Si hubiese alguien al otro lado... Si pudiese escucharla...

- Te diría que no llevan razón.
Se dio la vuelta y vaciló.
-¿Quién eres tú?
- Llámame "fantasma de la Navidad". Que más te da. Acabo de darte la razón.
- No te he pedido que me des la razón.
- Pero sabes que la tienes.
- ...
- Esté donde esté ella te daría la razón.
- No la menciones. No la nombres. No me hables de ella como si la conocieras.
- No lo pretendo. Sólo quiero que sepas que tienes razón. Que no estás sola. Que ella te acompaña y comprende...
- Déjame en paz.
- ¿Por qué? Creí que era esto lo que necesitabas escuchar.
- Lo que necesito escuchar no lo oiré nunca más.
- Lo sé.

Se quedaron en silencio durante un largo rato. Ella seguía caminando, y la sombra la seguía despacio, a la espalda, reflejada en cada charco, en cada escaparate cerrado.

- No tienes por qué fingir que nada te importa.
- Yo no finjo.
- No, tú actúas. Actúas como si todo fuese bien y hasta te has llegado a creer tu teatro.
- No es verdad.
- Sí lo es. No tienes por qué hacerlo. Hay miles de hombros que estarían dispuestos a ser tu consuelo. Tienes amigos, tienes familia...
- La familia es una mentira manchada de sangre.
- Puede. Pero la familia no son sólo los lazos de sangre. Tu familia son tus hermanos, tíos, padres, primos... Pero también tus amigos. La mayoría de las veces ellos son más que los anteriores. Significan más.
- No significan más. Es que te lo demuestran más. Te quieren más... Te cuidan más.
- La familia también es importante. Ellos...
- Mienten. Mienten como bellacos mientras eres pequeño para que les quieras, y cuando te haces mayor descubres que son tan humanos como tú y como yo. Y que cometen tantos errores como cualquiera. Se dejan llevar por la ambición, la codicia y el narcisimo. Y se pudren.
- La Humanidad se pudre. No podías pretender que a ti no te afectara.
- No lo pretendo. Sólo quiero un poco de honestidad. La edad ha marchitado todo lo que yo pensaba de ellos de pequeña. Y la única persona...
- ¿La única persona que qué?
- La única persona que merecía la pena ya no está. Se fue.
- Pero te daría la razón.
- ¡Ya vuelves a lo de antes!
- ¡Es que es verdad!
- No lo es.
- Sí lo es.
- ...
- ...
- Lo sé.

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domingo, 16 de diciembre de 2007

Ya es Navidad

Cada vez me cuesta más escribir. Será el frío, las clases, el trabajo o la apatía de las Navidades. Nunca me gustaron demasiado. Sólo me recordaban la falta de unión familiar en mi casa.

Y desde hace dos años me gustan menos.

Quizás tendríamos que darnos cuenta de que hay que ser buena persona todo el año, y no sólo en Navidad. Que hay que reunirse con la familia a menudo, y no para cenar cada 365 días.

Todo esto suena a tópico, pero es que es el único sentimiento que estas fechas despiertan en mí.

Aún así, llegará Nochebuena, Nochevieja, Año Nuevo y Baltasar. Comparé regalos, comeré hasta que reviente y me comportaré como cualquier persona normal.

Al fin y al cabo... Es Navidad.

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