En 2010 han pasado muchas cosas. Muchas buenas, y otras malas.
Pero de lo que quiero hablar ahora es de que la echo de menos. Tan terriblemente de menos que a veces me sorprendo a mí misma cerrando los ojos muy fuerte frente a la pantalla del ordenador, empujando las lágrimas hacia dentro, mientras trabajo y todo a mi alrededor sigue girando.
