Los cambios nunca me han gustado (siempre me han dado miedo), aunque como buena chica he aprendido a sobrellevarlos. A acostarme sabiendo que "mañana será otro día", a cerrar los ojos muy fuerte para quedarme pronto dormida. A poner la mente en blanco para apartar de mi cerebro todos esos pensamientos que me hacen daño.
A lo que aún no he aprendido es a transmitirle ese sentimiento a los demás. A decir las palabras mágicas para que la gente que quiero deje de sufrir. "Abracadabra", y todo ha sido un mal sueño. He aprendido a no dejarme llevar por el miedo, pero no a quitarle el pánico a los demás.
Está siendo una mala semana. Ha sido un mal mes. Y me jode mucho decirlo, pero también ha sido un mal año. No uno horrible. No uno de ésos que borraría del calendario. Solo tirando a malo. Me consta que para mucha gente de mi alrededor (gente a la que quiero con locura, gente que es mi familia) ha sido un año increíble. Para mí ha sido del montón, tirando a "necesita mejorar".
Y todos estos cambios que ahora están sucediendo a mi alrededor me han hecho recordar errores del pasado. Recordar la culpa, ésa que te come por dentro. Saber que has estropeado algo y no puedes arreglarlo. Y he recordado también que hubo una vez, hace años, que hice mucho daño a la persona que quiero. Que no me lo perdonaré nunca, aunque él me perdonara al instante.
Ha sido un mes extraño. Un mes triste.
Pero diciembre será otro mes.
