jueves, 13 de octubre de 2011

El paso del tiempo

¿Sabes que es lo peor de que pase el tiempo? El miedo. El miedo a olvidar. No a olvidarte a ti, por supuesto. El miedo a olvidar los pequeños detalles. Cómo era mi vida antes. Hace 6, 7, 8 años. Cómo era mi vida cuando aún estabas aquí.

Otra de las maldades del tiempo es saber que todas las personas que quieres experimentarán alguna vez tu dolor. Sus madres, y sus padres, también morirán. Ellos también pasarán por lo mismo que pasaste tú. Y tendrás que verlo, y que apoyarles. Y sabes qué podrás hacerlo (no sabes cómo, de la misma forma que no sabes cómo lo hiciste entonces). Pero sabes que podrás. Y sabes que será duro. Muy duro. Y que no podrás permitirte flaquear delante de ellos.

Lo peor de que pasen los años (6 años ya) es que te vas haciendo mayor, y llegará un momento en el que habrás vivido más años sin ella, que con ella. Cómo duele imaginar un escenario así. Es la crueldad de haberla perdido tan pronto. Tan joven. Con 19 años.

Y saber que nunca, nunca, nunca podrás ser feliz de verdad. Podrás serlo al 99%, pero nunca al 100%. Nunca podrás explotar de alegría porque siempre habrá una espinita en tu pecho que te recuerde que ella no está. Que no se lo puedes contar.

Y duele. Duele ver a la gente con sus madres. Duele, y lo ocultas, y te callas, y te vas al baño a llorar. Porque ellos tienen madres y tú no. Porque no la volverás a tener.

Porque la última vez que la viste, que la tocaste, que la besaste, estaba fría. Tan fría que nada ni nadie puede imaginar lo aterrador que fue.

Cómo te echo de menos, joder.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Lo siento.

Seguimos aquí, ya lo sabes, incluso aunque últimamente esté un poco gilipollicas

Arcadia dijo...

Tú nunca, nunca, nunca, estás 'gilipollicas'.

Sólo eres feliz :)

Gracias Manu. Lo sé.

carmen jiménez dijo...

Cuando trato de imaginar tu dolor, recuerdo que el dolor es siempre propio, y duele comprobar que no hay palabra que alivie la ausencia, y sin embargo el tiempo...ese tiempo de carne y hueso será nuestro cómplice siempre.
Un beso grande