Cosas que me hacen feliz...

Los niños de la Lola.
Despertarme y ver que aún puedo dormir un rato más.
Saber que he hecho algo bien.
Que me beses la espalda.
Irme al fin del mundo con mis novias.
No tener hora para volver a casa.
Que se haga de día sin darme cuenta.
Volver al amanecer.
Rememorar viejos tiempos.
Que Raquel se contradiga en un segundo.
Que la Lola que me un abrazo enorme cada vez que me ve.
Que Ángela y Luis se me suban encima y me cuenten su vida.
Que se escondan cada vez que saben que voy a venir.
Hablar contigo durante horas de cualquier cosa.
Que me despeines.
Que Lara hable con su acento "riquiño".
Reírme con Cris por cualquier tontería (premeditada o espontánea).
Hacer el parias más parias por los pasillos de la Universidad.
Ver a Myriam poner sus caras y escucharla hablando "chuwiniano".
Que mis novias estén todas perfectamente enamoradas...
Escribir.
Entrar en Granada con la música árabe a todo volumen y las ventanas bajadas al grito de "Vamos a reconquistar Al-Andalussss!!!!
Escuchar música.
Que Manuela sea rayo y gafe, y que nos cuente sus anécdotas con esa clave de humor que hace que nos descojonemos vivas...
Hacer fiestas pijama.
Leer.
Planear viajes y cumplirlos!
Que mi sobrino me levante por los aires, aunque me abra la cabeza en el intento...
Dormir contigo.
Ver anochecer en el mar.
Ver auroras boreales!!!
Jugar con David y descubrir como ve el mundo con 5 años.
Pensar en Cullera...



Y puede que mil cosas más que soy incapaz de recordar...

Porque sí

Su nombre es del viento. Sus ojos de la tierra. Sus manos son del agua. Y sus labios del fuego.

Él reune todos los elementos bajo su piel. Todos sus besos proceden del tiempo que pasa a mi lado y todas las lágrimas resbalaron de sus ojos encharcados.

Porque sí. Porque me da la gana y porque quiero.

Porque si tuviera todo el tiempo del mundo para pensar en él le dedicaría todos los versos que salieran de mi boca.

Friendship needs no words

Se quedó con las ganas de que el mundo les devolviera el favor.

Lo que ocurrió fue que ella se dio cuenta de que su realidad valía más que cualquier cuento de hadas que él se pudiera inventar.

Porque amaba a otro.

Ni frases malgastadas, ni mentiras desfasadas.
Las palabras siempre se las llevó el viento.

Pero a veces les echaba de menos. Porque ellos fueron los primeros. Porque hubo un tiempo en que lo fueron todo. Porque se marcharon sin dar explicaciones y se perdieron en el tiempo.

Porque ella se había encariñado de ellos como sólo te encariñas de los primeros amigos. Sin rencor, sin temor. Y sin testigos.