sábado, 7 de marzo de 2009

Luz propia

No quiero escribir. Estoy tan enfadada con el mundo porque te marcharas de aquí... Me cabreo. Me cabreo y me hundo. Y a veces me descubro a mí misma dándome la vuelta en la cama y apretándome fuerte la cabeza contra la almohada para que las lágrimas no asomen a mis ojos.

No quiero escribir. Hubo un tiempo en el que relatar mis experiencias, mis dudas, mis miedos, era algo tan natural e innato en mí que creía que no podría vivir sin hacerlo. Pero ahora me doy cuenta de que no es cierto. La madurez, la vida, el tiempo o qué se yo se han vuelto en mi contra y me han hecho desear que deje de pensar.

No quiero escribir. Porque cuando escribo solo vienen a mi mente los momentos más tristes que puedo recordar. Porque cada vez que me siento delante de un ordenador tengo que hacer un esfuerzo tremendo para no pensar en ti. En ti y en tu pelo rubio, en tu chaquetón negro, en tus ojos, que podías abrir como platos y que eran fiel reflejo de tus emociones. Buenas y malas. Porque no puedo evitar pensar en tus manos, con el esmalte de unas siempre medio quitado, de color rosa oscuro. En tus abrazos y en los besos que te daba al llegar a casa y al marcharme. En lo feliz que te merecías haber sido.

Por eso no quiero escribir. Porque todo lo que tengo que decir es para ti. Y no creo que por escribirlo aquí vayas a llegar a leerlo...


Siempre se van los que menos lo merecen.
Quizás es porque este mundo es demasiado oscuro para las personas que brillan con luz propia...

1 comentario:

carmen jiménez dijo...

Querida Arcadia: Tampoco yo quiero escribir sobre estas palabras tan tuyas, y sin embargo, sumo las mías a ese dolor que no es un poema. Sumo ese vacío que ya no se llena por muchos cuadernos que escribamos.
Yo creo que todo cuanto tienes que decir, ella lo sabe. Yo creo que no necesita leerlo, pero seguro se alegra que lo escribas y estará contenta de lo bien que lo haces, y de cómo sabes llegar al corazón de las personas através de su propio corazón. Porque yo creo que la vida sigue más allá de nuestros cuerpos.
Un beso grande y un abrazo.