viernes, 12 de octubre de 2007

Cuerpos celestes

Me sentía atraída como los cuerpos celestes se sienten atraídos por sus estrellas. Algo similar debía sentir la Luna por la Tierra, o la Tierra por el Sol. Era una sensación de amplitud, de vacío, de magnitud... Pero sobre todo de atracción.
A veces, algún asteroide torpe e ingenuo pasaba por mi lado, y su fuerza gravitatoria intentaba alejarme de mi planeta. Pero, a la larga, desaparecía, dejando tras de sí tan sólo un débil polvo de estrellas. Su presencia fugaz era incapaz de turbar el impulso que me mantenía unida a aquel centro de gravedad. Un centro, que era indiscutiblemente mío...

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